Siempre va a haber un clavo que te ayude a tapar al anterior...

miércoles, 27 de mayo de 2009

I SAY GOODBYEEEEE –for the two of us-

Advertencia: el siguiente texto dista mucho de ser cómico, por tanto, si estás con el síndrome pre-m o bien estás atravesando esos días en los cuales te sensibiliza hasta un discurso de Delía, por tu bien te ruego, no sigas leyendo. Si en cambio estás emocionalmente estable (bah, si es que alguna vez lo estamos), podés continuar.

Así como muy a menudo –demasiado diría- a las mujeres nos toca ser “las dejadas, las engañadas, las victimas de la situación”, ocurre, de vez en cuando, que las cosas se invierten y el rol de malas nos toca a nosotras. Son estos los casos en los que es a una a la que le toca el trago amargo de encarar que la relación… no da para más. Claramente estamos hablando de las situaciones en que nuestro novio/chico/chongo importante/pareja no nos hizo nada malo como para merecer pasar por esto, dado que sería muy distinto si se tratase de una venganza merecida. No, hablamos aquí de encarar un trago muy amargo y realmente doloroso; de ir lentamente preparándonos para ese momento de ver “cómo se le rompe el corazón cuadro por cuadro” (y ver cómo, luego, se nos rompe a nosotras)
Una “Cosmo lectora” –que no lo soy, pero si llego a una Cosmo- hojeadora y con eso me basta-, está acostumbrada a adquirir recetas para las cosas más inhóspitas, tales como: Cómo pedirle a tu vecina que baje la música y no morir en el intento/ Cambiá el fen-shui de tu balcón en 4 días y medio/ 5 pasos para llegar al 8º orgasmo (¿oc-qué?) Bueno, esta pieza no ambiciona brindarles pasos ni los famosos tips acerca de cómo hacer para desintegrar un vínculo, simplemente, vuelco aquí los pensamientos y sensaciones con los que lidiamos en estas eventualidades, las cuales, dicho sea de paso, nos diferencian de los manejos que suelen tener ciertos hombres, que tanto dejan que desear. Y de los chistes, por esta vez, vayan olvidándose.
En mi opinión no existe UN determinado momento en el que una pareja se quiebra, creo mas bien que se trata de un cúmulo de cosas que se van desgastando, cosas que nos dejan de “cerrar”, de contentar, de sacar una sonrisa, de alegrar, de despejar, para pasar a ser un trago amargo, una piedra en el zapato, un momento incómodo, una conversación tensa, un proyecto unilateral y ya no recíproco… Pequeños momentos, sensaciones, frases, actitudes, salidas, instantes compartidos que pierden su aspecto lindo y positivo para convertirse en elementos no deseados… Honestamente, no recuerdo sensación más horrible que ser conciente por primera vez de que el diagnóstico de la relación es “la muerte”, por lo menos, como relación de pareja amorosa. Que si después la maravilla de la psicología aplicada logra que podamos conservar un vínculo de amistad y/o histeriqueos casuales y divertidos ¡fantástico! pero me refiero a saber que hay algo que se quebró y que ya nada volverá a ser igual entre vos y él. Ese momento es durísimo…. Y da pie a una seguidilla de sensaciones que irán teniendo lugar en una, hasta que llega el momento de convencerse de que realmente, no hay ya más por lo que seguir allí, interpretando “a la novia”. Y lo digo con mucho respeto, por que es eso, me parece -sumado al amor que uno siente por la otra persona- lo que nos conduce a que el fin sea una transición y no algo repentino, de un día para el otro. Bah, respeto y amor o el miedo que da enfrentar que eso se acabó, miedo por toooodo lo que conlleva separarte de esa persona: saber que vas a lastimarla, dejar atrás una rutina que te hizo feliz, una compañía que conformaba tu día a día, empezar a intentar olvidarte de alguien con el cual compartiste todo, lo bueno y lo malo, grandes y excelentes y hasta terribles momentos. Ufff ¡vaya si cuesta emprender esta tarea! La culpa, el miedo a saber si estaremos haciendo lo correcto, el terror a enfrentar la soledad (el más cruel de todos los estados) y todo lo demás ¿no?: su familia y la tuya, su universo, del cual ya no formarás parte, con todo lo que eso implica. Ante todos estos puntos, ¿quién no lo pensaría 20 veces antes de tomar una decisión? Cuesta muchísimo, pero a pesar de todas estas dificultades que te dan vueltas y vueltas por la cabeza y el corazón, en medio de cada llamado telefónico, de cada msjito, de cada encuentro que tienen, aparecen el desgano, el temible rechazo, la sensación tan fea de estar ahí pero “querer estar a kilómetros de distancia”… todas evidencias de que ya no te unen con la misma intensidad aquellas cosas que solieron hacerlos tan fuertes, tan únicos, por las cuales vos lo elegiste y él te eligió a vos. Primero la procesión va por dentro, luego, cuando ya empezamos a madurarla cada vez más, llega el momento de exteriorizarla, poco a poco, con el fin de que él se vaya enterando lo que nos está pasando. Y ahí entran en juego todos los conocimientos de psicología que hayas adquirido en tu vida, ya sea por que lo estudiaste, porque leíste todos los libros esos de los Caminos de Bucay o porque hayas visto El príncipe de las mareas más de 3 veces… por lo que sea, hacés uso de todos los recursos que conocés y comenzás por enfriarte de a poco, por no responder msjs, por omitir contestar “Yo también” a un “Te amo”, por evadir la intimidad –con el pretexto que encaje mejor con la situación (dolor de cabeza no por que la obviedad no es lo nuestro, pero “Me vino”, “no estoy depilada”, “no estoy de humor, tuve pésimo día”, lo que sea...)- Seguirás por besarlo cada vez con menos ganas y así hasta que tenga lugar la tan temida charla que arranca con un “¿qué te pasa gorda?”…
No voy a entrar en detalles morbosos y amarillistas, cada una sabrá cómo manejó esa situación y si tuviste la suerte de no haber pasado nunca por algo así, pedile el consejo a una amiga que sí lo haya hecho. Se sabe que es tan feo que te dejen como dejar a alguien… son dos sensaciones diferentes, pero tener que tomar la decisión vos y hacerte total cargo de ella es algo que no se comprende hasta que no se vivencia.
Ok, ¿seguís ahí leyendo o ya intentaste cortarte las venas con la barra espaciadora? Sí, perdón, la idea no era deprimirlas y hacerlas regresar a esos sentimientos tan oscuros por los cuales tuvieron que pasar y de los que costó tannto salir. Pero hay cosas que se deben expresar, no siempre somos las despechadas, de tanto en tanto, somos mujeres valientes, tomando decisiones difíciles con el fin de ser más felices, por que después de todo, eso es lo que buscamos: nuestro bienestar (aunque esto implique pasar semanas juntando valor y escuchando “Se nos muere el amor” y “No sé cómo decirte adiós” una y otra vez hasta que se nos acaben las lágrimas…)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

diooooooooooooooossss amiga, pareciera que esto lo q escribiste solamente por y para miiiiiiiiiiiii!!! mi psicologaaa!!! chan chan chan, me voy a escuchar "se nos murió el amor hace rato" y vuelvoooooooooooooo

Anónimo dijo...

aaaaaaaaaaaaaaaaaa
Estoy A ESTO de llorar. te cuento.

Casi casi me enrrosco el cable del teléfono en el cuello.

PORQUE PASAN ESTAS COSAS??? DIOS SANTO!!!

Aunque lo prefiero te cuento.
ZO ZEGO A VERLA ZORAR PUR AMOR A UTÉ Y MATO A ALGUIEN!!!!
SEPALÓ NUMÁS!! =)